miércoles, 7 de noviembre de 2012

PRESENTACIÓN EN MADRID

Presentación en Madrid:
"POR LA SENDA DE TUMUT" http://www.youtube.com/watch?v=uTw_FklISwI
Novela de Luis J. Martín

Editorial Éride

-Viernes, 16 de noviembre de 2012
- A las 19:00 horas (7 de la tarde)
- Librería Jardín de Luz
- c/ Antonio Acuña, 14
- 28009 MADRID
tel.: 914 313 018


organiza:
- LA HUCHA DE TOMÁS: http://www.lahuchadetomas.com
Colabora:
Librería Jardín de Luz: http://www.jardindeluz.net/libreria

Parte de los beneficios de la venta de la novela el autor los dona al programa de investigación en oncología pediátrica "La Hucha de Tomás".

martes, 23 de octubre de 2012

CRÍTICAS Y COMENTARIOS

CRÍTICAS Y COMENTARIOS A LA NOVELA:
"Por la senda de Tumut. La noche de Jara"


Juan Martín:

(...) Ahora nos juntamos para presentar otra de sus facetas, la de escritor, que viene desarrollando desde hace años y que desemboca en este libro. Me complace comprobar que las principales cualidades de mi hermano se descubren también en la novela. Sencillez, nobleza, valentía, rechazo frontal a cualquier creencia supersticiosa, dogmática o absurda. Hay en ella un serio alegato contra el racismo y una interesantísima reflexión sobre el nacimiento de las religiones y su influencia en la sociedad humana. Como toda buena historia que transcurre en tiempos pasados o futuros nos habla, en realidad, sobre nosotros mismos. Y una soberbia descripción de la supervivencia en el medio natural. El hombre es un ser vivo más y, por lo tanto, nunca debería estar por encima de otros ni arrogarse el papel de señor de la naturaleza.
(...) Con frecuencia, compañeros y amigos filosofan sobre la necesidad de ser mala gente para conseguir algo en la vida. Siempre pienso que es un error mayúsculo repetir los errores de los otros y que, quizás, deberíamos hacer todo lo contrario, como nos sugiere esta hermosa novela. Como viene demostrando desde hace casi cincuenta y un años mi noble, valiente y buen hermano.
Ignacio Martín, Luis Martín y Fábio López durante la presentación en Ávila. Foto: Pepe Rodríguez


Goyi Pérez:
La lectura de la novela consiguió engancharme (y a mi niña de 10 años también en cuanto a la historia de los hermanos Jara y Arev) y mantenerme toda "la noche de Jara" en vela escuchando a esa magnífica mujer, Gara, y todas sus maravillosas historias. Sí puedo decirte que esa anciana me ha enseñado grandes cosas, cómo por ejemplo que NADA NOS PERTENECE, o que si no lloramos, la victoria de quien nos ataca SE HACE MÁS PEQUEÑA. Siempre me ha gustado escuchar las anécdotas de mis mayores al calor del hogar, así que no me perdí ni un detalle de sus palabras. Sobre todo por la sencillez y la sabiduría con la que estaban narradas. Y la grandeza de todo lo que desprendían: libertad, nobleza, honestidad, amor a la familia, a la naturaleza, a la libertad,.... a la Tierra en toda su esencia. Espero con ansiedad una segunda parte....

Ángel Ramón González:
Me alegro mucho por el éxito de tu novela. Veo dentro de un estilo impecable un contenido narrativo de gran fuerza épica, en la línea de nuestros mejores clásicos de la Antigüedad. Algunos personajes me recuerdan a los grandes héroes de la literarura griega y universal.
En cuanto al sustrato filosófico que subyace en la novela, que tal vez algunos pueden ver como demasiado acentuado, creo que es el resultado de una mente limpia y libre de prejuicios y de ideas dogmáticas consagradas, que se manifiesta aquí con total espontaneidad.
Espero que sigas por "la senda" que has iniciado.

David M. Fernández:
Un lujo poder estar en la presentación. Las 220 páginas del ejemplar que adquirí y que Luisjo me firmó me las devoré durante la tarde del sábado. Una lectura muy entretenida y en la que además, si eres un poco conocedor de los lugares en que se ha basado Luisjo para situar la acción, te transporta por muchos parajes conocidos y muy fáciles de identificar y relacionar con el nombre que tienen en la actualidad ¿Para cuándo la segunda parte?

Luis J. Martín. Foto: Ana García
Emilio Oviedo:
Ya me la he leído. Como sabes la llevé el jueves.
Reconozco algunos resabios de la tierra que me parecen bonitos: El toque de los arévacos, los nombres , Arev, Briceña; La geografía: la junta de los ríos, canta zorras, nuestros enhiestos pinares, las cárcavas etc… Todo me ha sonado cercano, fíjate, quizás porque, a pesar de la edad y de la distancia lo estemos intelectivamente. Me parece un canto idealista a la naturaleza y a la vida… Lo cual es positivo.
Lo negativo.- No encuentro nada; quizás que sea demasiado idealista, demasiado “éticamente” correcta… no sé, esto debe ser cosa de la edad también.
Bueno, que me encantó y que te animo a que sigas por la senda... además es bien divertido escribir, ¿Verdad?


J. D. Álvarez
            Por la senda de Tumut se coloca en el género de ficción histórica, aunque presente rasgos que en ciertos momentos le hagan acercarse a la fábula, por la simplificación de temas complejos vistos a través de los ojos de personajes muy sencillos, y el uso de un lenguaje comprensible para los niños. Desde un punto de vista estilístico, acorde con el argumento del relato, el autor utiliza un estilo muy sencillo y asequible, caracterizado, sobre todo, cuando se relata el discurso directo de los personajes, por frases muy cortas. En la casi totalidad de la novela el personaje narrador es la anciana Gara, que recuerda y cuenta a los niños y jóvenes la historia de su clan. Sólo en las últimas páginas el lector conoce al personaje de Ana, que ha estado escuchando la historia de Gara y que ahora toma la palabra para contar, en primera persona, los acontecimientos que han seguido a la muerte de la anciana.
            Por lo que concierne a los contenidos, la novela es una crítica por un lado a la sed de poder del hombre, a su anhelo de dominar y poseer lo que en realidad es de todos y por otro a la religión y a las consecuencias de su difusión. El autor aborda los temas de la tolerancia, la solidaridad, la libertad de pensamiento, la igualdad de género o el rechazo a las imposiciones dogmáticas a través de ejemplos y anécdotas que permiten hacer pensar los mensajes que el quiere comunicar de forma indirecta. El clan de los cazadores de Mamuts, y en particular su guía Turán, representan la armonía primitiva entre hombre y naturaleza, en la que el hombre era consciente de ser sólo un eslabón de una cadena. La anciana Gara subraya innumerables veces como el hombre es hijo de la Tierra y por ese motivo no pueda dominarla. Todo lo que los hombres y mujeres poseen es su vida misma, el resto no les pertenece, por eso es imposible pensar en tener el derecho de dominar cosas, animales, u otros seres humanos. Además Gara rechaza la existencia de una vida más allá de la muerte. Con el final de la vida todo lo que queda de un hombre o de una mujer es la descendencia que ha dejado, pero nada hay más allá de esto.
            En este sentido Por la senda de Tumut consigue el objetivo de hacer reflexionar sobre temas muy controvertidos y complejos con extrema lucidez. La elección de narrar los acontecimientos que involucran a un clan prehistórico, permite abordar conceptos difíciles con la sencillez que caracteriza la visión de la vida de un Homo sapiens  o de un neandertal. Más allá de su componente histórico, que puede ser más o menos exacto, el relato debería interpretarse bajo el perfil de su carácter simbólico. El clan de los Lobos podría entonces en este sentido representar la unidad perdida entre hombre y naturaleza, el feroz Géndel, la sed de poder o el dominio del hombre sobre la Tierra y los otros hombres, y los Zoelanos la religión entendida, no como búsqueda personal de la espiritualidad, sino como imposición forzada de dogmas y preceptos finalizados al sufrimiento y a la privación más que a la vida.
            Con la frescura que aporta todo autor en ciernes he de reconocer que la experiencia de la lectura ha sido muy agradable. Mi más grata enhorabuena.
Presentación en Arévalo. Foto: Julio Pascual

José Fabio López:
PRESENTACIÓN LIBRO DE LUISJO
Buenos días señoras y señores.
           Estamos aquí para presentar el libro:”Por la senda de Tumut”, cuyo autor es Luis José Martín García-Sancho.
         La última vez que hablé en público de ello tuve que reconocer que sentía una emoción especial que hoy sigue conmigo. Reconocí también, que no había leído la novela, por lo que nada podía decir sobre ella y que al autor estaba empezando a conocerle.
        Hoy, leída la novela y conocido un poco más a Luisjo, puedo decir que ha conseguido el autor, mediante el subterfugio de convocarnos en torno a una hoguera, contarnos una historia de hombres prehistóricos, en la que mediante personajes intemporales pretende humanizarnos.
        Los capítulos se suceden introducidos por diferentes personajes, todos ellos inventados por esta mente subversiva, que nos proponen, nada más y nada menos, que escuchemos la voz de la experiencia de los ancianos "Seguid el sabio consejo de los ancianos. Ellos han vivido más y su experiencia debe ser tenida en cuenta en las decisiones que toméis a partir de ahora. Así ha sido siempre y así debe continuar."; que el amor nos da la vida, que la libertad es un derecho sagrado o que las mujeres no deben estar sometidas a los hombres: "No debéis hacer caso a aquellos que os digan que el amor entre un hombre y una mujer es algo sucio. No debéis hacer caso a aquellos que os digan que la mujer debe estar sometida al mandato del hombre. Porque debéis saber que las personas que habitamos sobre la faz de la tierra nacemos libres y libres debemos morir".
         A medida que avanzamos en su lectura, las historias que los personajes nos relatan, tejen una suerte de maraña que nos atrapa. Tomamos conciencia de que la Tierra no nos pertenece, sino que somos nosotros los que pertenecemos a ella, y que nuestra relación con las demás especies que la pueblan debe desarrollarse en unos términos de absoluto respeto.
         Y entonces, demasiado tarde, uno se encuentra de lleno en pleno juego infantil. De los que, cuando niños, imaginábamos ser intrépidos exploradores, aguerridos guerreros o hábiles cazadores. Y así, como jugando, recorremos la geografía descrita y que nos resulta familiar, caminamos junto a los personajes por esa telaraña que han tejido en nuestra mente. Llegamos a sentir muchas de sus sensaciones. Nos imaginamos que estamos sentados junto al fuego escuchando a la vieja Gara, sentimos el crepitar de las llamas, allí al amor de la lumbre, la que el autor propone; pues conoce que el fuego crea un ambiente favorable para la interacción social y utiliza malévolamente que la hoguera es el lugar ideal para transmitir la cultura y para crearla, porque sabe que ha sido así desde la noche de los tiempos. El calor del hogar nos hace sentir bien, tanto física como espiritualmente.
         Y ya es tarde, nos ha atrapado, somos sus presas. Nos propondrá abandonar los falsos dioses de nuestros días. Abandonar el amodorramiento televisivo y regresar a la comunicación de los miembros de la familia entre sí, en torno a la mesa camilla, el lar de la lumbre, la hoguera,...
         Abandonar el consumismo y la adoración del becerro de oro y regresar a los valores más humanos y respetuosos con la Tierra que habitamos y las especies que la pueblan.
          Y no contento con esto, habrá conseguido que al comprar el libro hayamos contribuido a la recaudación de fondos destinados a investigar el cáncer infantil, en unos tiempos en los que se nos impone todo lo contrario, recortes a la investigación, la enseñanza y el porvenir.
          No obstante, Luisjo según algunos, es un individuo poco recomendable y su obra decididamente dañosa y perjudicial para esta sociedad consumista y desorientada. Estos mismos, los que quieren que sigamos la senda equivocada, dicen que este libro debería estar prohibido y su autor proscrito. Así pues no les queda más remedio que leer la novela y juzgar ustedes mismos. Por cierto, si tienen oportunidad de conocer de cerca al autor, no la desaprovechen, merece la pena.
         Muchas gracias.
(Ávila, 20/10/2012)
Dibujo: Luis J. Martín
Fernando Moreno:
Después de leer "La senda de Tumut", te comento simplemente que me encantó: me gustó la forma y el fondo. Y, sin querer parecer despectivo, me causó una sensación que, sinceramente, no esperaba.
Me resultó una literatura que nada tiene que envidiar a la mayoría de escritores que van por ahí de famosos.
Lo encontré muy rico en detalles medioambientales, en variedad de situaciones -posibilidades-históricas, en profundidad de caracteres personales y grupales, en amplitud de conocimientos de fauna y flora, en finura descriptiva de relaciones y conflictos, y, sobre todo, en sugerencias y alusiones más o menos explícitas a derechos, dignidades, libertades perennes. Y que, por desgracia, se respetan muy deficientemente en demasiados lugares y culturas de hoy.
Para serte plenamente sincero -como creo que es mi obligación de amistad-, te diré que percibí un cierto aroma de resentimiento a situaciones de exigencia u obligatoriedad, sobre todo en el campo de las creencias.
Y quiero dejarte claro que estoy en total acuerdo con la crítica frontal a cualquier imposición o dominio, dogmatismo o fanatismo, que encontré natural y lúcida.
Y yo mismo me he topado con demasiados jóvenes que han padecido esos adoctrinamientos exigentes y monolíticos, inaceptables y denunciables siempre, pero más hoy, y más aún en educación –¡demasiado indoctrinamiento!-; y me pongo totalmente del lado de esas denuncias necesarias a todo abuso del tipo que sea.
Pero, repito, que el tono no me pareció el de una afirmación más de las profundamente humanas convicciones de 'la anciana Gara', sino un tono 'especial' -¿desde la amargura o el rencor?-, sólo presente en este tema. Y quiero pensar que no es tu caso.
Comprenderás que esta pequeña apreciación de psicólogo viejo no empañó nada mi gratísima impresión sobre todo tu relato.
Sigo felicitándote por toda tu labor literaria y 'naturística'.

la anciana Gara
Mar González:
Muy bueno el libro. Entrañable en cuanto a lectura y educativo en cuanto a familia y amistad, toda una autentica leccion de comportamiento.

Pepe y Paloma:
Nos alegramos mucho de que las historias relatadas por la vieja Gara, junto al fuego, vean la luz. Seguro que nos harán pasar muy buenos momentos de lectura,...transportándonos a un primitivo pasado pero actual en sentimientos y valores a recuperar. Gracias Luis, por parir esta entrañable historia y por tu generosidad para con la ciencia-medicina.

Juan Atonio Sánchez:
Me parece una novela muy digna, muy trabajada, elaborada, se nota que te has currado la estructura y todo eso. Bien documentada, tiene el plus de la cercanía en el espacio. Para los que como yo no tenemos ninguna imaginación, tu aventura literaria es muy meritoria. Ánimo y adelante.

sábado, 13 de octubre de 2012

PRESENTACIÓN EN ÁVILA

PRESENTACIÓN EN ÁVILA:
POR LA SENDA DE TUMUT (Ed. Éride) 
de Luis José Martín García-Sancho


- Local:
Biblioteca Pública de Ávila

Plaza de la Catedral, 3
Tlf: 920 25 41 40
bpavila@jcyl.es

Día: 20/10/2012
Hora: 11:30 de la mañana

Participan:
- Juan Carlos López y José Fabio López

  (La Alhóndiga Asociación de Cultura y Patrimonio)
- Jesús Cid y Ana Martín

  (Guitarra y Flauta)
- Ignacio Martín

  (Investigación en oncología infantil "La Hucha de Tomás")
- Luis J. Martín

  (Autor)

Organiza

La Alhóndiga Asociación de Cultura y Patrimonio de Arévalo.
Colabora:

Biblioteca de Ávila

martes, 18 de septiembre de 2012

ENTREVISTA EN TREGOLAM.COM

- Luis, ¿es ésta tu primera novela?
- Sí, es mi primera novela, aunque es mi segundo libro pues soy también coautor del libro “Guía de las aves de La Moraña y Tierra de Arévalo”, publicado por ASODEMA en 1999 gracias a una subvención de la Comunidad Europea. Desde joven me ha atraído mucho la naturaleza y me ha gustado conocer mi entorno, las plantas, los animales, los diferentes tipos de hábitats, su estado de conservación. Sobre las plantas y animales, pero especialmente sobre las aves, he escrito varios artículos y relatos cortos publicados tanto en revistas especializadas como en divulgativas o culturales.
- ¿Y cómo has pasado de escribir artículos sobre la naturaleza a crear una novela?
- La verdad es que el culpable de ello es mi hijo David. Yo jamás pensé en escribir una novela, no me veía capaz. Lo cierto es que un día, viendo un documental sobre el paleolítico, dije a mi mujer y a mis hijos que hacía unos años había empezado a escribir lo que iba a ser un relato sobre las relaciones entre los hombres del paleolítico. Pero que cuando tenía escritas unas treinta o cuarenta páginas se me perdieron en uno de esos desastres informáticos en los que compruebas horrorizado lo que ha pasado sin saber muy bien cómo ha pasado. Recuerdo que les dije que sólo conservaba un archivo primitivo con algunos arranques o ideas de historias, descripciones sobre personajes y bastante documentación sobre fauna de la época, flora, utensilios, clima y diversas teorías sobre la extinción de los neandertales.
Recuerdo que David, que por entonces tendría unos 22 años, me hizo buscar ese archivo salvado del desastre informático y después de leerlo detenidamente me dijo que eso no daba para un relato, sino para una novela. Yo le dije que no, que me sentía incapaz de escribir una novela. Pero él insistió con tanto entusiasmo que me convenció. Lo cierto es que David vio en mí más de lo que yo nunca había visto en mí mismo. Bueno y este es el resultado: “Por la senda de Tumut”.
- ¿Es, entonces, una historia sobre el Paleolítico?
- Digamos, mejor, que es una novela ambientada en el Paleolítico superior. Un periodo apasionante en el que coincidimos en los mismos territorios dos especies humanas, los neandertales, que ya habitaban Europa desde hacía 200.000 años, y los cromañones o sapiens que se podrían considerar unos recién llegados. Yo he imaginado la historia en el momento en el que el neandertal está desapareciendo de la faz de la tierra y los humanos modernos, poco a poco, nos quedamos como especie humana única.
- ¿Te ha resultado difícil escribir sobre un periodo tan lejano en el tiempo?
La verdad es que conociendo el entorno en que se desenvolvían, los animales que había, los útiles para la caza o para las diversas tareas domésticas, el uso del fuego, el vestido, la vivienda, el modo de vida nómada de cazador y recolector… no me ha resultado muy difícil imaginar cómo sería su vida, el día a día de un clan cualquiera de aquella época.
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sábado, 11 de agosto de 2012

Acto de presentación "Por la senda de Tumut"

             Ayer, a las 20:30 horas en la plaza de la Villa de Arévalo, en el espacio cultural San Martín de la Obra Social de Caja Ávila, tuvo lugar la presentación de la novela "Por la senda de Tumut" del arevalense Luis J. Martín.
            El acto fue organizado por La Alhóndiga, Asociación de Cultura y Patrimonio, y en él participaron Juan Carlos López, Fabio López, ambos miembros de La Alhóndiga, Juan Martín, Ignacio Martín,  hermanos del autor y Luis J. Martín.
De izquierda a derecha: Juan Carlos López, Ignacio Martín, Luis J. Martín,
Juan Martín y Fabio López. Foto: Julio Pascual
            Tanto Juan Carlos como Fabio, hicieron un recorrido por los diferentes lugares que han conocido de la mano de Luisjo, autor de la novela, y recordaron varias anécdotas relacionadas con estos paseos por lugares destacados de la naturaleza abulense. También hicieron una relación de los artículos y relatos publicados por Luis J. Martín en "La Llanura" revista mensual que edita esta asociación cultural arevalense y con la que el autor colabora asiduamente.
            Después intervino Juan Martín que hizo un repaso a la vida del autor, conocida de primera mano en su condición de hermano. Con gracia y maestría fue entretejiendo momentos festivos con momentos emotivos, por lo que su locución estuvo plagada de risas pero también hizo derramar alguna que otra lágrima. Recuerdos de la infancia, juventud y madurez de Luis J. Martín fueron magistralmente relatados  por Juan, autor, también, de la novela "Secundarios" presentada hace algo más de un año en esta localidad abulense.
            Ignacio Martín, también hermano del autor, recordó que parte de los beneficios de la novela serán destinados al programa de investigación en tratamientos en oncología infantil "La Hucha de Tomás". Ignacio enseñó un vídeo de tres minutos sobre ASION, asociación en la que se integra referido programa, que se dedica a ayudar a niños enfermos de cáncer y a sus familias. Para ello tienen casas de acogida que ofrecen de forma gratuita a los padres o familiares de niños enfermos de cáncer con pocos recursos. También explicó con gran entereza cómo empezó a funcionar "La Hucha de Tomás" después de la muerte de su hijo Tomás y los logros o avances que pretenden conseguir en  los tratamientos de diferentes tipos de cáncer infantil.
            Para finalizar el acto intervino el autor de la novela "Por la senda de Tumut". Tras agradecer de forma emotiva a padres, suegros, su esposa Ana, hermanos, cuñados, familiares, amigos... Pasó a agradecer también a todos aquellos que habían tenido parte activa en la publicación o presentación de la novela, como Editorial Éride, coeditora de la publicación, Asociación la Alhóndiga, por la organización del evento, a la obra social Caja Ávila por el magnífico monumento en el que se realizó la presentación, a Pepe Rodríguez por las fotos del vídeo promocional de la novela, a David Pascual por el montaje realizado para la foto de la portada de la novela. Y finalizó la tanda de agradecimientos con sus hijos David y María y su esposa Ana porque entre todos le empujaron para que escribiera y publicara la novela.
Luis J. Martín, acompañado de sus hermanos Ignacio y Juan.
Foto: Julio Pascual

            Después, el autor, pasó a describir y a resumir someramente la novela de ficción histórica ambientada en el paleolítico superior. Describió como era la vida de los hombres hace 28.000 años en la coexistían dos especies humanas, los neandertales y los cromañones o sapiens. La fauna que poblaba la península ibérica con animales colosales como el mamut, el bisonte, uro... y depredadores como el león, la hiena, la pantera, el oso, el lobo... También describió el clima glacial de la época y los útiles con que cazaba o se fabricaba el vestido para abrigarse durante el frío y largo invierno.
             Luis, recalcó que la novela no es una historia sobre animales o la naturaleza de aquella época, aunque sí está patente su respeto hacia el medio natural en muchos pasajes de la novela. Dijo que se trata de una novela sobre relaciones humanas, entre los neandertales y cromañones pero, también, entre distintos clanes que se iban asentando en la zona procedentes del norte, donde los hielos se estaban apoderando de Europa central. Localizó también el transcurso de la acción entre el norte y el centro de Ávila, concretamente entre la Tierra de Arévalo y el valle de Amblés.
            El acto terminó con la explicación de los dibujos que aparecen en la novela y que también son obra del autor, y con la lectura de un pequeño fragmento donde la anciana Gara, una de las protagonistas de la historia, explica el significado del título: "Por la senda de Tumut". Con la firma de libros, finalizó este emotivo acto de presentación en el que hubo una gran afluencia de público que llenó tan insigne monumento arevalense de la iglesia de San Martín.
foto: Julio Pascual

miércoles, 1 de agosto de 2012

COMPRAR LA NOVELA

Puedes comprar "Por la senda de Tumut":

1: Por correo contra reembolso:
Rellena la siguiente solicitud:
Nombre:
Dirección:
Teléfono:
Población:
Código postal:
Número de ejemplares:
¿Dedicado por el autor? (nombre al que ha de decicarse)
Copia y pega la solicitud y envíala por correo electrónico:
koldojo@hotmail.com (correo personal del autor)
Precio de la novela: 15€ (más gastos de envío aprox.: 6€. Península y Baleares)

Recuerda que el autor donará 1€ por cada libro vendido a "LA HUCHA DE TOMÁS" un programa de la asociación ASION destinado a la investigación en tratamientos en oncología pediátrica.



2: A través de la editorial Éride Ediciones:
http://erideediciones.es/por-la-senda-de-tumut/

3: Directamente al autor:
Plaza del arrabal, 28
Arévalo (Ávila)

4: En las presentaciones de la novela:
- Primera presentación:
10/08/2012   a las  8:30 p.m.  en:
Espacio cultural San Martín (Plaza de la Villa)
Arévalo (Ávila)

- Segunda presentación:
20/10/2012 a las 11:30 a.m. en
Biblioteca Pública de Ávila
plaza del catedral, 3
Ávila

-Tercera presentación:
16/11/2012 a las 19:00 horas en:
Librería Jardín de Luz
C/ Antonio Acuña, 14
Madrid

5: en librerías:

- Arévalo:
- Librería Cid
Plaza del Arrabal, 13
- Librería El Cordelero
 Calle zapateros, 20

- Ávila:
Librería Letras
Paseo de San Roque, 12
Tel.: 920 21 32 96
Librería Senén
Plaza de Santa Teresa, 9
Tel.:920213185

-Burgos:
- Librería Museo de la Evolución Humana
Paseo Sierra de Atapuerca s/n
09002 BURGOS
947269399
libreriamuseo@gmail.com    

- Luz y Vida
947203556. Lan Calvo, 38. Burgos CP 09003 (Burgos)


- Hijos De Santiago Rodriguez
http://www.librerias-hsr.es
947245195. C.Comercial Alcampo. Burgos CP 09003 (Burgos)
947201443. Plaza Mayor 22. Burgos CP 09003 (Burgos)
 

- En Madrid:
- Librería JARDÍN DE LUZ
c/ Antonio Acuña, 14
28009 Madrid
tel.:914313018
correo@jardindeluz.net
http://www.jardindeluz.net/

- Librería NÚMEROS

- Librerías EL CORTE INGLÉS
Pastor, Libreria
987223987. Pl. Santo Domingo, 4. León CP 24001 (León)

- Valladolid:
- Oletum, Librería
983 213560. C/ Teresa Gil, 12. Valladolid CP 47002 (Valladolid)
- Margen, Librería
http://www.margenlibros.com/?isbn=978-84-15643-25-8 enlace a libro
983 218525. C/ Enrique IV, 2. Valladolid CP 47002 (Valladolid)

- Salamanca:
- Librería Víctor Jara
C/ Meléndez, 21
37002 Salamanca
Tel: 923261228
http://www.libreriavictorjara.com/index.php?item=articulos&type=articulo&param=255866

- Málaga:
- Librería Prometeo
Puerta de Buenaventura ,6. Málaga España
Tf. 952 217 736 - 952 211 347
Prometeo@libreriaproteo.com

- Librería Proteo: La Casa de los Libros
Puerta de Buenaventura, 3. Málaga España
Planta baja: 952 219 407
Oficina: 952 210 016


VÍDEO DE LA NOVELA

Vídeo de la novela:

http://www.youtube.com/watch?v=uTw_FklISwI

PRIMER CAPÍTULO DE LA NOVELA


primer capíulo de la novela:




PRIMERA PARTE:
El Valle de las Flores
 1

 LA ANCIANA GARA
                    

            Todos los años, en la primera luna nueva del verano, se celebraba la noche de Jara, la gran fiesta del clan de los Lobos. El momento más esperado era la noche cerrada, cuando las estrellas brillaban con toda su intensidad y los ancianos contaban historias hasta el amanecer en la empalizada de estacas y espinos donde situaban su campamento de verano, justo cuando las flores de alivés enrojecían el amplio valle por donde discurre el río Agual.

            La anciana Gara esperaba paciente a que los niños se acurrucaran alrededor del fuego, los jóvenes y adultos se situaban detrás y todos los ancianos se sentaban junto a ella sobre pieles de jabalí para que el frío del suelo no pasara a sus huesos. Era la más esperada. Había oído tantas veces la historia que contaban los abuelos generación tras generación que la sabía a la perfección.

            Recordaba desde el principio hasta el fin la historia del clan de los Lobos y a todos los niños nos gustaba especialmente la forma en que aquella abuela nos contaba las vidas de nuestros antepasados. Nos hacía sentir que aun estaban vivos, como si en cualquier momento fueran a aparecer entre las llamas de la hoguera. Desde que el gran Turán, último jefe de la tribu de los Cazadores de Mamuts, cediera el mando a Gréndel antes de morir y éste formara el clan de los Lobos al expulsar a los osos de la cueva de la montaña para dominar desde allí todos los bosques y la llanura de las flores, por donde serpentea el río Agual, antes de remansarse en la represa de los castores, junto a las grandes rocas de Ámila.

            Los ojos de la anciana estaban cubiertos por una telena blanca que resplandecía a la luz de la lumbre. Su cara estaba surcada por tantas arrugas y tan profundas, que parecían las sendas que abren las manadas de uros y bisontes cuando avanzan por las praderas. Su voz, entre ronca y afónica, no era muy fuerte, casi susurraba en la oscuridad. Pero nadie, ni grandes ni pequeños, perdíamos detalle de lo que allí decía:



- La historia de nuestros antepasados empieza en el momento en que el clan de los Cazadores de Mamuts decide separarse en clanes más pequeños – comenzaba a hablar la anciana Gara mientras se hacía el silencio-. Hacía años que los mamuts no subían al valle de las flores a pasar el verano en sus verdes pastos, frondosos bosques, ríos y arroyos. Eran años de escasez y no había suficiente caza como para alimentar a tantas bocas.

            Vosotros no habéis tenido la suerte de conocer a ese animal mágico, alto como un árbol, poderoso como diez uros y más peludo que un bisonte en invierno. Cada una de sus cuatro patas era más grande que un hombre alto. En lugar de hocico tenía una larga trompa que le llegaba hasta el suelo, con la que arrancaba la fresca hierba y se la llevaba a la boca sin necesidad de agacharse, cogía las hojas más tiernas de los árboles y los frutos más altos sin tener que empinarse lo más mínimo, agitando continuamente sus orejas peludas del tamaño de un pellejo de jabalí.



            La vieja se llevaba el brazo a la boca y lo agitaba como una trompa. Luego ponía sus manos en sus sienes y las abría simulando unas grandes orejotas.



            - Pero lo más fabuloso –continuaba-, eran sus dos colmillos curvados hacia arriba, casi tan largos como el resto de su cuerpo y más pesados que cualquiera de vosotros. Vivían en pequeñas manadas formadas por varias familias, parecidas a nuestros clanes, en las que la unión entre sus miembros era muy fuerte. El invierno lo pasaban en la inmensa llanura del gran río Güerón y allí parían a sus crías. Pero a los pocos meses de nacer éstas, empezaban el viaje hacia los pastos más frescos del valle de las flores de alivés, donde pasaban todo el verano. Antes de que las hojas de los árboles del río se pusieran amarillas descendían de nuevo hasta los pastos del río Güerón. Todos los años centenares de mamuts hacían este recorrido. Esos sí eran buenos tiempos.

            En esa época de abundancia, en la que había suficiente comida para todos, no estábamos solos en estas tierras, había personas diferentes a nosotros, los llamábamos los otros hombres. Eran más bajos pero mucho más fuertes, incluso las mujeres superaban en fuerza a cualquier hombre alto, que así es como ellos nos llamaban, por eso también los solíamos nombrar como hombres fuertes. Otros clanes rehuían mantener contacto con ellos porque les tenían miedo y los llamaban despectivamente monstruos. Tenían una ancha nariz achatada, unas cejas prominentes, la frente caída hacia atrás y apenas tenían barbilla. Esta barbilla nuestra, más prominente, hacía que ellos también nos llamaran belfones.



            La vieja explicaba esto a los niños que tenía más cerca intentando hundir su barbilla, achatándose la nariz, poniéndose dos dedos sobre sus cejas y golpeando la frente hacia atrás. Algunos pequeños reían intentando imitarla.



            - Pero ahora estamos solos sobre esta tierra que nos cobija y nos da la vida –continuaba poniéndose seria-, porque debéis saber que hace tiempo que no vemos a ninguno de estos hombres de fuerza descomunal, capaces de ensartar a dos jabalíes en la misma lanza con un solo lanzamiento.


            Los otros hombres eran nuestros hermanos en la caza y ante el ataque de las bestias. Los hombres altos descendientes del clan de los Cazadores de Mamuts, siempre hemos respetado a los hombres fuertes. Si estos cazaban primero, el animal era suyo. De la misma manera, cuando los cazadores del gran Turán abatían una presa, ellos también respetaban nuestra captura. Así debe ser, si obráis correctamente nadie podrá reprocharos nada. Llegaban incluso a ayudarnos a ahuyentar a las fieras que intentaban arrebatarnos la captura. Leones, hienas, osos o lobos temían la increíble fuerza, las largas lanzas y las descomunales hachas de los otros hombres. Aunque su voz gutural era casi imperceptible e incomprensible para nosotros, los alaridos que emitían en la caza o en los momentos de peligro eran sobrecogedores, especialmente si se escuchaban por primera vez. Hasta los animales más sanguinarios solían huir al escucharlos.



            Uno de los pequeños empezó a dar gritos y aullidos como los lobos, mientras una niña, sentada detrás, intentaba taparle la boca sin conseguirlo. La vieja sonreía y continuaba:



            - Cualquiera de vosotros que no haya oído nunca sus gritos, pensaría que los profiere la mayor y más espeluznante bestia salida de la noche de los tiempos. Pero quizás ya sea tarde para vosotros y jamás podáis escucharlos, pues ninguno de nosotros, ni tampoco los susurradores, podemos imitar semejante alarido. Como sabéis, los susurradores  son los descendientes de los mestizos nacidos de la unión de los otros hombres con uno de nosotros. Como por ejemplo Graus, nuestro mejor cazador o Ana, vuestra pequeña amiga.

            Esto sabemos –proseguía Gara-: Dicen que ya no quedan hombres fuertes, aunque hay quien asegura que sobreviven unos pocos en el cálido y lejano sur. En cambio dicen que los descendientes del enorme Tumut se esconden en el frío norte, el último Mamut al que yo vi cuando era niña y, ya veis, ahora con estos pobres ojos apenas podría distinguir su cabezota, aunque se colocara a un palmo de mi cara. Lo cierto es que los otros hombres eran incapaces de hablar como nosotros, en cambio se dieron casos en que algunos hombres altos, fueron capaces de conversar con ellos. En nuestro clan de los Lobos, el sabio Tahón, tenía esta habilidad, entre otras muchas que os contaré en su momento, siempre que esta noche oscura no cierre vuestros ojos y el sueño se apodere de vuestros cuerpos.

            Pero debéis saber que en esta noche de celebración y fiesta para el clan de los Lobos, no podéis dormiros si queréis conocer la historia de nuestros antepasados, en esta tierra, madre de todas las madres, que primero sirvió de morada a los hombres fuertes y que ahora ocupamos nosotros con el debido respeto a su memoria y también a la de nuestros propios antepasados. Porque su recuerdo está presente en el aire que respiramos, en el agua que bebemos, en la hierba que alimenta a los animales que comemos, en las rocas y en los árboles que nos cobijan y nos proporcionan utensilios y todo lo necesario para que nuestra vida continúe generación tras generación. Porque debéis saber que los hombres heredamos de nuestros padres lo que ellos heredaron de nuestros abuelos y que nuestros hijos y los hijos de sus hijos esperan lo mismo de nosotros. Recordad pues, que nada de lo que os rodea os pertenece.

            Esto debéis saber: Nada nos pertenece. Así, el cachorro que cazamos pertenece a su madre y nosotros debemos pedir perdón y agradecer que la carne de su carne y la sangre de su sangre nos permitan seguir viviendo. Debéis considerar como hermanos vuestros a los animales que nos dan o nos pueden quitar la vida, pues dependemos los unos de los otros, igual que pasa en una gran familia como nuestro clan. Por eso mismo también estamos obligados a proteger nuestra vida para poder seguir defendiendo nuestra permanencia en la faz de la tierra.

            Nada nos pertenece, ni siquiera el aire que respiramos e infla nuestro pecho como un soplo de vida es nuestro y hemos de expulsarlo nuevamente para que siga proporcionando más vida al resto de nuestros hermanos. De la misma manera, el agua que bebemos sale de nuestro cuerpo cada día al sudar, al orinar, al llorar, al escupir. Si quisiéramos retener toda el agua que bebemos nos mataría, por la sencilla razón de que el agua es libre y debe manar y correr, igual que la gran águila negra agita el aire que respiramos al batir sus poderosas alas.

            Esto debéis saber: Agua y aire son hermanos entre sí y también son nuestros padres porque nos dan la vida. Todo está relacionado. El mismo aire que respiramos es también el que sostiene el vuelo lento y poderoso de la gran avutarda de las llanuras y el del pequeño picogordo del bosque. Es el mismo aire que empuja a las nubes, repletas del agua que empapa los campos, donde brota la hierba fresca que da de comer a los animales de los que nosotros nos alimentamos. Así también, el agua de la lluvia nutre los ríos y proporciona alimento a los grandes árboles del bosque, que hunden sus raíces en la tierra para beber de ella. Los árboles nos proporcionan los frutos que nos alimentan, la sombra que nos protege del calor, la leña con la que hacemos fuego para comer y protegernos del frío, las lanzas y estacas que utilizamos cada día y hasta los palitos con los que nos limpiamos los dientes después de las comidas. Además, guardan los recuerdos de nuestros antepasados. No lo olvidéis.

            Todo está relacionado. Aquello que vemos y lo que no vemos pertenece al sol y a la tierra, que son los abuelos de todos los hijos de sus hijos. La tierra es la madre de todas las madres, la fertilidad de todas las plantas y animales. El sol es el padre de todos los padres, el calor y la fuerza que nos permite existir. Todo está relacionado, de estos dos padres surgen todos los demás.



La anciana Gara hacía una larga pausa, los más pequeños miraban impacientes aquellos ojos blancos, velados y sin expresión, de la abuela de todas las abuelas. La vieja Gara parecía intentar recordar y, de forma teatral, se llevaba uno de sus negros y alargados dedos a la sien y la golpeaba lentamente, intentando buscar los recuerdos en su cabeza, elevando su mirada vacía hacia las resplandecientes estrellas como buscando su ayuda.



- Sigue, abuela Gara -gritaban los niños más pequeños-. Cuéntanos más.

           

            Su ansiedad se convertía en una amplia sonrisa cuando la abuela bajaba lentamente el dedo y dirigía nuevamente su mirada hacia los niños.



- Sigue contando abuela. Háblanos de los cazadores de mamuts.



            La abuela Gara continuaba su relato con la misma voz tenue, pero con el mismo entusiasmo. Los niños lo celebraban con un murmullo de felicidad que desaparecía inmediatamente para escuchar a la matriarca del clan de los Lobos.



            - Nunca olvidéis que nosotros descendemos del clan de los Cazadores de Mamuts, que era uno de los más antiguos y poderosos de la zona. Seguían a los animales cuando, antes del verano, empezaban a remontar el curso del río Agual hacia el sur, hasta llegar al valle de las flores de alivés. Las manadas de Mamuts eran acompañadas por tal cantidad de animales que, desde la lejanía, oscurecían la pradera. Los cazadores llamamos a esta migración el río que camina. Cuando llegaban a las dunas de los esqueletos, la nube de polvo que levantaban era tan grande que se podía divisar desde tal distancia que se tardaría más de una jornada en recorrerla.

            Los Cazadores de Mamuts seguían al río que camina hasta el valle de las flores en verano y regresaban hasta la gran llanura en otoño, antes de que las nieves y el hielo cubrieran el valle. Además, allí quedaban muy pocos animales en invierno y las condiciones de vida eran más severas que en la gran llanura. Aunque los abuelos contaban que a los otros hombres les costaba más trabajo bajar del valle, y había años que ni siquiera lo hacían, pues se desenvolvían mucho mejor que nosotros en la nieve y en el frío.

El clan de los Cazadores de Mamuts acompañaba los desplazamientos de estos animales y sólo cazaban cuando lo necesitaban para comer o abrigarse. Muchas veces eran individuos que los leones habían dejado malheridos o cachorros  que quedaban moribundos en el trayecto. Las pieles y los huesos de los mamuts eran perfectas para nuestros hogares y nos resguardaban del frío, del calor e incluso de las bestias.

Los mamuts abrían amplias sendas en los bosques, en las dunas, en las praderas, que eran seguidas por multitud de animales. Nosotros mismos seguimos utilizando las antiguas rutas de los mamuts para desplazarnos entre el norte y el sur pues, como sabéis, cuando nuestros hermanos caballos, uros o bisontes se marchan en busca de mejores pastos, nosotros les acompañamos por la senda de Tumut.

Nuestros antepasados pasaban el invierno, al igual que nosotros, en las dunas de los esqueletos, junto al gran pino Vaceal, Como bien sabéis, desde allí se dominan las amplias praderas donde los animales pastan en invierno. No solían descender hasta las proximidades del gran río Güerón porque, siempre que lo intentaban, entraban en conflicto con las tribus allí asentadas. Fueron estos clanes los que acabaron con algo que no les pertenecía, al matar a los últimos mamuts. Y por su culpa vosotros ya no podréis conocerlos.